EN CONSTRUCCIÓN (1998) – Director: José Luís Guerín.

Nota: 8/10
Nuestro resumen: Una película con una potencia inigualable. Pero es cine documental, muy específico, y puede que no guste a todos los públicos.

PUEDES VER LA PELÍCULA COMPLETA AQUÍ: EN CONSTRUCCIÓN
Género, Película documental.
 
La película comienza con un hombre que habla solo:
“es una calle estrecha y anticuada […]. Se necesita una calle moderna. Se necesita una plaza. Latitud, longitud y altura […]”
“Se necesita leer, se necesita saber […]. Y los planos, con una plaza grande.”



Y después de escuchar su disertación, nos introduce el título con estas imágenes.
La interesante imagen con la que se presenta la película, es una pared con nueve ojos dibujados. Quizá es una alusión a las distintas miradas hacia la vida, de los protagonistas de las historias que observan la construcción. O quizá sean las miradas que vuelven hacia sus propias existencias, observándose los unos a los otros a través del edificio en obra.

En cuanto a calidad de la película, debo comentar que tanto la imagen como el sonido, están muy bien sincronizadas y bien equilibradas. El sonido es fenomenal, logrando captar en la medida exacta todos los ruidos y voces.

Las historias que se suceden, son vidas intercaladas unas con otras, de existencias paralelas al suceso que se lleva a cabo en el edificio en construcción: derribo y construcción de un nuevo edificio, una nueva vida, la regeneración de un barrio marginal.


Las imágenes se suceden desde distintos ángulos, tomando distintos planos, desde arriba del edificio y desde la calle, dos visiones de la misma realidad.

Me resultan tan interesantes todas y cada una de las secuencias, que no sé como empezar a seleccionar las escenas para comentar.

Creo que podría empezar por comentar las imágenes del derribo, con las ruinas.
En esta parte de la película, podemos ver las máquinas de demolición haciendo su trabajo. Me resulta muy sugestiva la visión que tiene el derribo de un edificio antiguo. Cuando las máquinas van haciendo su trabajo, podemos ver al sólido edificio derrumbarse bajo la fuerza de la máquina, como si fuera papel y luego… polvo, se convierte en un montón de polvo, igual que los seres vivos cuando fallecemos.
Que poética me resulta la historia de la vida de un edificio, tiene tantas semejanzas con las vidas de sus habitantes…

La imagen de las ruinas, me resulta a veces, casi más arquitectónica que los propios edificios, o por lo menos, me resultan sugerentes.


Y luego, imágenes en detalle, la ciudad y la construcción se mezclan con la arqueología. El entretenimiento de los vecinos está garantizado.


La gente habla de lo que ve, hacen su propia interpretación. Lo comentan, los mayores recuerdan lo que había, y discuten supersticiosamente, hablando de miedos personales, diciendo lo que ellos creen que está bien o mal, y convencidos de que ellos tienen la verdad suprema en sus afirmaciones. Esta situación de la película, es una realidad social, un hecho anclado a nuestra sociedad, arraigado a las mentes más incultas.
Son temerosos de lo que no conocen, y como no conocen casi nada, temen a todo.

Así, los protagonistas de nuestra historia, los vecinos del barrio, se entretienen con el hallazgo arqueológico. Pero solo dos niños, se han dado cuenta de la diversión que está provocando el hallazgo, para la gente de todas las edades. Porque los demás, lejos de tomarlo como un entretenimiento, lo toman como un hecho crucial en la vida del barrio y le suman una importancia que no tiene, a través de los chismes que ellos mismos se cuentan y se creen.
Los niños se entretienen inventando las historias que les han podido suceder a los cadáveres del hallazgo, y reinventan el futuro. Su imaginación crea fábulas y mundos complejos.
Un detalle que me resultó interesantísimo y conmovedor, era ver como los muros se desplomaban y en ellos había pintadas, frases e inscripciones, graffitis llenos de sentido. Son frases de los habitantes, frases que acompañaron su vida y las ven desplomarse junto con sus casas, que ya nunca volverán a habitar.

“¿Qué es el silencio?, el silencio es así.” Esta frase aparece en uno de los muros de la casa que están tirando. Seguidamente, en la siguiente imagen, aparece la ciudad de noche, en un completo silencio.

Lo cierto es que, la fotografía de esta película es muy peculiar. Planos impecablemente conseguidos y estudiados. Nada es al azar, ningún plano, pero los sucesos si son al azar. Son hechos cotidianos, acontecimientos impredecibles.
En cierta medida me recuerda a la fotografía que tienen los documentales, y en si, el concepto de grabación de esta película, me resulta como un documental: planos claros, sin intervención de “actores”, simplemente se deja que las cosas sucedan… y las imágenes se explican por si solas.

En cuanto a la obra, hay muchas historias paralelas que convergen en ella. Se mezclan personas de muy distinta edad, en un marco contemporáneo. Los mayores cuentan cosas de otros tiempos mejores, los jóvenes escuchan callados… ¿escuchan? ¿Realmente les interesa? Su actitud es de pensar: “para que oír cosas de tiempos mejores, que yo no he vivido, ni viviré”.
Y también podemos disfrutar de la historia. Cuando el edificio va creciendo, nos encontramos con bellas imágenes de San Pau, una joya del románico en Cataluña.

Los albañiles se encuentran en medio de esa pobreza, pero ellos son otra clase de personas. Ellos, ahí arriba, controlan todos los edificios de alrededor y sus calles, y por tanto, visualizan las vidas de los habitantes. Según crecen en altura, ellos crecen con el edificio y se sienten grandes como él. Así disfrutan de las vistas que les ofrece la obra.
A pesar de aparentar ser personas toscas y rudas, los albañiles, tienen buen fondo, son gente tierna y con sus inquietudes, como todo el mundo.
Y también encontramos inmigrantes. Los más desfavorecidos en la obra, los que realmente se supone que no saben de nada, son los que más quieren saber y se esfuerzan por entender.

No se si será por mi particular gusto por estar a pie de obra, tratando con los encofradores, ferrallistas, electricistas... pero me ha gustado muchísimo la visión que da esta película de lo que es una obra, y de cómo se eleva día tras día. Las vidas que transcurren dentro y en los alrededores de la misma. Nunca creí que sería posible realizar una película sobre una obra, hasta que no vi este fenomenal largometraje.
Para mí, trasmite perfectamente las sensaciones vividas en una construcción. Esas eternas charlas entre obreros, que no llevan a ninguna parte, pero que estrechan los lazos de los albañiles. O elevar la obra hasta una altura tal, que crees controlarlo todo, sientes la paz de la ciudad y observas la vida de los habitantes de los edificios colindantes.
Ver atardecer en un sexto piso, de una obra en construcción, me resulta de una poética sobrecogedora... no se si será una locura, pero a mi me resulta onírico.

Y el fin de semana, los niños construyen sus fantasías en la obra. Es algo peligroso andar entre una obra en construcción, pero los niños nunca ven el peligro, solo la diversión.

La escenografía de esta película es muy sugerente. La fotografía, la elección de los ángulos, está totalmente medida y estudiada, aprovechando las circunstancias o momentos que brinda la obra al objetivo de la cámara.
  • Y sus personajes
Me atrevería a decir, que lo más importante en la escenografía de esta película, a mi parecer, es la manera de vivir de los protagonistas y sus historias. Porque es su manera de vivir los escenario, lo que hace que estos cobren interés.
Porque la escenografía de esta película, es parte de cada personaje y viceversa. Ellos no actúan en un escenario cualquiera, ellos realmente viven en la escenografía de esta película. Y es eso, lo que les diferencia de los actores de una película normal. En mi opinión, es en este hecho donde reside el interés de esta película.

Cada personaje tiene su historia y se enmarca en su propia realidad, en sus propias vidas, en sus escenografías… pero todos están unidos por un decorado común a todos ellos, la obra en construcción y el barrio.

Me doy cuenta, al hacer este comentario, que a pesar de no conocer los nombres de los personajes, están todos completamente identificados. Todos son, con sus vidas, parte de la escenografía y sus historias son la construcción de ellos mismos. El edificio, impasible, ve pasar estas vidas.

Triste me resulta la vida y el destino que les espera a esta inusual pareja.
No me llegó a quedar claro, si él era un vago o un poco retrasado mental. Pero ella lo quiere tanto, que es capaz de cualquier cosa por él. La joven prostituta y su pareja, recorren el barrio, con sus vidas inciertas, sonriendo a su lastimosa manera de vivir.

Me parece tan inhumano que existan conceptos de vida como el de estos chicos… y especialmente, la forma de vivir la vida de la chica.


El señor de la gorra azul, el hombre mayor. Es el más loco y a la vez el más cuerdo del barrio.
Desde el principio de la película (es quien da comienzo a la película, hablando de la necesidad de la calle ancha y la gran plaza), nos lo presentan como un hombre del barrio, con sus peculiares ideas, muy interesantes.
A lo largo de la película, lo vamos conociendo cada vez mejor, nos familiarizamos con él y con sus interesantes reflexiones. Y lo vamos conociendo a la vez que conocemos el barrio.
En la última escena que sale, lo vemos en un bar, con un montón de cajas de cerveza al fondo y hablando de su riqueza y su posición social. Entonces, a lo largo de la conversación, nos vamos percatando de que es un hombre loco, que en su día debió ser un hombre versado e inteligente, pero que cada vez desvaría más.
Y entonces, una última escena, nos muestra la realidad de su vida y el escenario en el que la enmarca. Es un vagabundo loco, pobre y solo. Y entonces entendemos que, lo que realmente quiere, es buscar un reconocimiento social, una meta imposible dada la situación en la que se encuentra, durmiendo entre cartones en la calle, al pie de la obra a punto de terminar.
Y entonces, toda la diversión que hemos tenido con este personaje a lo largo de la película, se nos convierte en una gran pena que, a mí personalmente, me dolió en el alma y me dejó un gusto amargo. Es así como el director nos muestra la cruenta realidad.

Otros personajes dignos de comentar, son los albañiles inmigrantes. Especialmente el ayudante de un oficial que coloca ladrillos, el gordito.
Con él, encontramos momentos muy interesantes, como cuando mantiene una conversación religiosa por la noche con su patrón. La cámara nos muestra a los dos y un muro de ladrillo que se eleva poco a poco. De pronto, la imagen cambia y vemos las sombras de los albañiles proyectadas en la fachada del edificio de enfrente. Todo se encuentra en silencio, menos las sombras de la noche, que hablan y trabajan bajo la atenta mirada del objetivo de la cámara y un foco de obra.

Estos dos albañiles inmigrantes tienen un gran fondo. Sobre todo el gordito, con el que disfrutamos de interesantes conversaciones, como en la que habla sobre Dios o en la que diserta sobre la soledad.
Sus comentarios y reflexiones son interesantísimos. Además, parece un hombre culto, aunque solo sea en apariencia; es paciente, suele preguntar y espera la respuesta, luego da su propia opinión. Se le ve interesado por la historia y por temas espirituales. Me resulta un personaje muy interesante.

Es una película realmente poética, que nos muestra los ciclos vitales de las vidas de personas comunes, vidas que parecen nacer y morir con el siglo; nacen y mueren con el edificio.

Comentarios

  1. Me encantó la película, y sobre todo me hizo mucha gracia que uno de los peones que aparecen había trabajado en una obra en la que estuve colaborando en mi época de estudiante.

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  2. vaya!!! que coincidencias tiene la vida! y él era como se ve en la película? parece que todas las actuaciones son muy naturales.

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